miércoles, 30 de noviembre de 2011

Habita en tí lo salvaje...

Habita en tí lo salvaje.

Sobre tu piel cada gota es una solución al horror del mundo. Cuando sales del mar, cansado de devorar medusas luminosas algo se enciende en mi cuerpo, algo se abre y algo se rompe.

Te miro mirar y buscas mapas entre la arena, son tus pupilas dianas para lanzar dardos de deseo y aullidos de viento.

No hay nada más bello que tus brazos volando en la tarde que se queda callada para escuchar tu planeo. Tu cuerpo es un hechizo, un conjuro indescifrable, un secreto tallado sólo para la contemplación y el hambre.

Tu silencio es el tiempo detenido.

Quedarme quieta mirando tu belleza es mi último entretenimiento. Sentir como rasgas el aire, sin saberlo, rompiendo partículas de oxígeno, mientras respiro profundo. Estirarme al sol mientras juegas con tu fuerza y te resistes a morir cada segundo que mueres.

Bebe el azucar y escupe la sal. Déjame abandonarme en tu marea roja y cuelga una flor de mi pelo enredadera. Las semillas de mis ojos son un futuro bonsai de llantos cada vez más pequeños. Abandonada en la arena quedo cada noche, sin algas, sin medusas, transparente como el aire, mojada por dentro, llena de agua y dispersa en la suave linea del horizonte.

Si amanece mañana te amaré otra vez, como aman los que nunca se despiden. Indescifrable existencia que vela el mar cuando el mar se duerme. Olas de miel pegadas a mi piel.

Nunca el olvido...

Nunca el olvido se resistió tanto a deshacerse en el otoño.


Nunca el olvido se aferró tanto a mis pechos y a mis caderas, ni mi mente tejió tantas enredaderas con nombres que causan naúsea y tambalean mi equilibrio.


Como odio no olvidar...ser nido de viboras, de mantis hambrientas de muertes lentas, de sombras maquilladas, de mensajes eclipsados por los sueños.


Siempre amé la verdad y las nebulosas extrañas que brotan de los corazones abiertos.

Hoy no quiero saber.


Hoy me ocupo de mi alma vagabunda que llueve lunas y serpientes enroscadas en los brazos de mi amor. Hoy no quiero saber que hay al otro lado de mi puerta.


Y quiero descubrir cada día donde está la paz y el descanso, donde puedo respirar olores de amor sin vahos.


Y quiero descubrir crisálidas en tus poros, lamiendo la seda, dejando que la mariposa se estire lentamente y vuele buscándome.


Hoy no quiero saber si algo ha muerto, si hay algo que decir, si el camino se puede andar sin frio.


Cuídame mientras me deshago y me hago líquida. Dame tu boca cuando no haya palabras y recórreme con ternura y lentitud.


Dame tu mano siempre, ayúdame a cruzar el puente y que sólo hable el viento y el deseo en forma de alas.


Hoy no quiero saber, sólo sentir tu peso en mi cuerpo y tu mirada en la mia.


No hay dulzura sin tu miel




miércoles, 9 de noviembre de 2011

Rendida...

Más alla del tiempo y sus intenciones hoy he dejado de comprender.


Sin saber como se me nubló la vista y se me derramó el café sobre la poesía. Me quedé mirando la luz y un árbol sin raices cayó frente a mí invitándome a rezar una nana pagana. Se me doblaron las rodillas y mis manos se apoyaron en mi vientre. Me desmayé sobre las ramas...sólo recuerdo que soplaba el viento y las hojas me hicieron una cama crujiente.


Soñé con globos calientes, con calles abarrotadas y sudaba mares rojos. Soñaba que no quería despertar y sostenia una cuerda que me ataba la cintura a un unicornio de plata.


Para qué volver si todos los árboles se caen a mi paso...si cada inhalación es un suspiro, si cada baño es una espuma que se desvanece y se enfría...


Sudar y temblar es más real que caminar entre tumbas que gritan fechas olvidadas.


Hoy no veo nada y siento que nieva sobre mi pecho. Estoy en la niebla y entre las flores que ya no respiran. Estoy en la oscuridad que me hace sombra, en la parada de una estación cerrada, en la cueva del ermitaño detenido en el tiempo, en la suciedad de un mar humano.


Hoy no me salva el silencio, ni las voces de las liras de los ángeles caídos. No hay retorno cuando la derrota de un cansancio infinito me roba todo.


Y no espero una nueva luz. Hoy me rendiria para encontrarme contigo en la eternidad sin gravedad.


Hoy me rindo a la crueldad de estar viva.