miércoles, 9 de noviembre de 2011

Rendida...

Más alla del tiempo y sus intenciones hoy he dejado de comprender.


Sin saber como se me nubló la vista y se me derramó el café sobre la poesía. Me quedé mirando la luz y un árbol sin raices cayó frente a mí invitándome a rezar una nana pagana. Se me doblaron las rodillas y mis manos se apoyaron en mi vientre. Me desmayé sobre las ramas...sólo recuerdo que soplaba el viento y las hojas me hicieron una cama crujiente.


Soñé con globos calientes, con calles abarrotadas y sudaba mares rojos. Soñaba que no quería despertar y sostenia una cuerda que me ataba la cintura a un unicornio de plata.


Para qué volver si todos los árboles se caen a mi paso...si cada inhalación es un suspiro, si cada baño es una espuma que se desvanece y se enfría...


Sudar y temblar es más real que caminar entre tumbas que gritan fechas olvidadas.


Hoy no veo nada y siento que nieva sobre mi pecho. Estoy en la niebla y entre las flores que ya no respiran. Estoy en la oscuridad que me hace sombra, en la parada de una estación cerrada, en la cueva del ermitaño detenido en el tiempo, en la suciedad de un mar humano.


Hoy no me salva el silencio, ni las voces de las liras de los ángeles caídos. No hay retorno cuando la derrota de un cansancio infinito me roba todo.


Y no espero una nueva luz. Hoy me rendiria para encontrarme contigo en la eternidad sin gravedad.


Hoy me rindo a la crueldad de estar viva.




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