Súbeme a lo más alto y dime libertad al oído, caeré en picado, como muerta y en paz y ascenderé de nuevo cuando la tierra se vea clara y pueda ya oler tu espuma blanca.
Llévame al mar y ahoga lo que no soy. Rodéame la cintura mojada con manos de hacedor amante y dime que eres el salvaje de mi vientre. Mírame así, deseándome embrabecido. Roza mi pecho, abre su aire, besa mi ombligo de mundo cortado.
LLévame a la arena y entierra mi nombre y mi cuerpo, súbete a mi centro y déja que el sol me ciegue. Mírame y no dejes de tocarme. Nunca dejes de tocarme...
Llévame a la orilla y lava mi perdón, que quede transparente y ausente, que no quede nada que mirar en la oscuridad.
Entra en mi boca como si fueras el mar entero y que la luna te lleve y te traiga con el vaiven de una tormenta nocturna.
Haz que mi pelo parezca un velo ondulante en el agua, que mi cuerpo se pierda entre las rocas y deja que me estrelle en tu espalda, arrancada del agua, expulsada a tu cuerpo y sujeta mis piernas, abre su regalo.
Mírame como si no hubiera lenguaje...que tu garganta borde gemidos mientras el mar aulla y tu sexo se moja en el mio.
Dame lo que busco. Mírame así...
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