Mi cuerpo respira... y en cada inhalación me rasgo, hombre caminante de mi vientre, cabalgando en esta luz tenue como la bruma y un rocio recorre mi cuello. Investigo caminos sin salir de tí y jadeas sobre mi espalda haciendo curvas; respiro el destello dorado de mi campo sembrado.
Y puedo besarte y caer en tu pecho; mi pelo se extiende en tu vientre y las bocas se llenan de bosque.
Y busco tu mano, perfecta dirección blanca que es ala y se engancha en mi ala blanca y volamos.
No es una noche, ni una tarde, es una vida en horas que se ensancha y respira y cae la piel de serpiente y me reptas.
Y subo y no encuentro otro lugar que tu boca y beso un deseo y tú le das forma a mi sueño.
Tu olor es una danza en mi cuerpo, me recorre y es luz y sabrosa fruta dulce y ácida
Te vas y me quedo y recojo mi piel perdida y espero que tú u otro tú vengais otro día de lluvia a caminarme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario