martes, 28 de junio de 2011

Que no sea todo mentira...

Parece que truena y ya te dije que adoro la lluvia... Despedirse es como matar.

Como no muestras tu herida, ni quiero perseguir a la soledad a la que me invitas... cierro las compuertas de este puente que nunca cruzas.

Como no agradecerte, ahora sumergida, esos días de luto y ensoñaciones que creí compartidas...siempre lo bello necesita un rito para cerrar su herida.

Dentro de este agua, que transparenta mi alma, descanso de la mentira y la rabia blanca.

Y ahora llueve con furia, la misma de mi garganta. Y me sostiene el suave cristal de la roca fria y pálida.

No hay preguntas, no hay respuestas. Qué más da el motivo y el disfraz, sólo queda un infinito lleno de vacías caricias y palabras.

Como siempre inventé una playa...y me entregué a la marea de tu tabla. Como siempre tu océano estaba lleno de algas y enredado en las medusas, saltando en charcas, desapareciste de mi mar sin dejar una huella que me calmara.

Seres raros y lejanos y un caminar paso arriba paso abajo. No quiero tratos ni fechas ni horarios. No quiero dar más, ni quiero seguir tu rastro.

He contado los días en los que mi alma se sintió un trapo y ser muñeca sin rostro no encaja en el destino que se lee en mis manos.

Hablé el primer día y no creí tener que volver a escribir un contrato; soñadora de verdades erré en el corazón y el verso de mis trazos.

Y un rugido brutalmente atrapado a mi pecho me despertó de esta cama que te regalé una noche y a la que le dí el nombre de amor no envenenado.

Cuando vuelvas llega loco a diez metros de mi abrazo y no inventes historias, ya no escucho ni me siento veleta de tu soplo ausente y ajado. Concédete la libertad de hablar desde la cumbre de la verdad, el lenguaje de los espejismos es la señal de los vientos a favor de mi soledad.

Y hoy no quiero risas ni aventuras que no tengan que ver con nuestra pequeña historia de polvo de desierto.

Y si nunca vuelves para despedirte, como hacen los príncipes de los cuentos extraños, no temas nunca un puñal en mis manos.

Hoy cierro esta muerte sin orgasmo, cambio el candado de tu cuerpo por una llave que abre otro cuerpo dorado.

Y sin duda, aunque andes perdido y me haya perdido, como dice el gran poeta, sabes que puedes contar conmigo, no para el amor compartido, pero sí para cualquier otro camino.


1 comentario:

  1. Querida, te has superado, vaya texto impresionante, de verdad que es lo mejor que he leído en mucho mucho tiempo..
    Qué productova has estado y yo sin poder dejarte comentarios, por fin, este chisme creo que me deja...

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